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Las fases del anteproyecto y proyecto básico de un proyecto de arquitectura

El desarrollo de un proyecto de arquitectura contempla varias fases con las que se ordenan las tareas de diseño, la ejecución de las obras y su finalización. Una vez comprendemos las necesidades de la idea de negocio que nos plantea un nuevo cliente, realizamos un trabajo previo de recopilación de información, la elaboración de una idea global del proyecto y la valoración de la normativa urbanística, para saber en qué puntos afecta. Tras esta primera etapa en la que la colaboración y la comunicación fluida entre ambas partes es clave, pasamos a las primeras fases del proyecto en sí.

 

1. El anteproyecto arquitectónico  

Esta es la fase más creativa. En ella elaboramos, en base a las necesidades detectadas en el trabajo previo, un primer acercamiento al proyecto. Es un concepto, un borrador más o menos esquemático, que incluye planos en planta y alzados, descripciones y valoraciones aproximadas. Con toda esta información podremos determinar si el proyecto es viable económica y urbanísticamente.

Para partir de las ideas iniciales y resolver qué opciones de diseño son las más adecuadas, la participación del cliente es vital. 

En esta fase se suelen realizar maquetas o simulaciones tridimensionales, para que el cliente capte mejor las propuestas y elija el que será el diseño definitivo sobre el que vamos a trabajar.

Los elementos del anteproyecto en IVER

En nuestra consultora de ingeniería y arquitectura en Valencia incluimos en el anteproyecto arquitectónico: 

    • Conceptualización. Es ese primer borrador con el que el cliente puede entender el proceso con el que solucionaremos sus necesidades.
  • Plantas arquitectónicas y secciones. 
  • Alzados y plantas de azoteas. 
  • Cimentación, drenaje y detalles constructivos.

Con la entrega del anteproyecto arranca una nueva fase en la que participarán nuevos actores, como ingenieros, instaladores, gestores…

 

 

2. El proyecto básico

Incluye los planos con el diseño y composición arquitectónica del edificio y la documentación relativa al cumplimiento de las condiciones urbanísticas y de habitabilidad, con la que se solicita la licencia municipal de obras, las concesiones y demás autorizaciones administrativas necesarias. Pero hay que tener en cuenta que el proyecto básico no es suficiente para comenzar a construir; para ello necesitaremos el proyecto de ejecución.

En resumen, con el proyecto básico se pasa del borrador a la definición de las características generales de la obra, así como a la selección de soluciones y su justificación. Incluye los tiempos de ejecución, la organización del trabajo, los materiales, las medidas de seguridad, etc. 

¿Qué debe incluir como mínimo un proyecto básico? 

Debe tener datos suficientes para que la obra pueda arrancar. Se suelen dividir en tres elementos:

  • Memoria descriptiva de las características principales de la obra. Incluye la información previa (punto de partida y antecedentes), la descripción del proyecto, el cuadro de resumen de los parámetros urbanísticos adoptados y las prestaciones del edificio.
  • Planos a escala y acotados de plantas, alzados y secciones. Incluye la definición urbanística y de implantación, así como la definición arquitectónica del proyecto.
  • Presupuesto con estimación global. Supone un presupuesto estimado de la construcción. Dependerá del nivel de definición del proyecto, que se concreta al detalle en la fase del proyecto ejecutivo, en donde se reflejan los costes en el documento de partidas y mediciones.

Si tu empresa necesita soluciones técnicas en un  proyecto de ingeniería y arquitectura, contacta ya con IVER. Te asesoramos de forma personalizada y diseñamos un plan de acción adaptado a tus necesidades.

 

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